Se han cumplido los primeros cien días del gobierno de la Alianza por el Cambio, presidida por Ricardo Martinelli, plazo establecido por ellos mismos para mostrar al país un gobierno diferente a los anteriores. Pero la pregunta que empieza a hacerse por todos lados es: ¿Y el cambio dónde está?
¿En qué ha mejorado la vida del pueblo panameño en estos cien días? En absolutamente NADA. ¿Acaso hay mayor seguridad y menos delincuencia? No, la situación está peor. ¿Se han congelado los precios de la canasta básica y aumentado los salarios? ¡Por supuesto que no! ¿Mejoró el transporte público? Tampoco. ¿La salud pública y la educación han recibido un impulso hacia una mayor cobertura y calidad? ¡Qué va!
Si bien el gobierno empezó con algunas acciones “espectaculares” contra los eternos privilegiados que no pagan impuestos (Zona Libre de Colón) y los que se burlan de las concesiones estatales (como Figali en Amador), pronto rebajó considerablemente sus exigencias y quedó claro que sólo persigue aumentar los impuestos para pagar deuda a los bancos. ¿En qué quedó la promesa de nacionalizar los Corredores Norte y Sur?
Las reformas tributarias implementadas, que afectan más a la clase media que a los verdaderos oligarcas, reflejan la doble moral del actual gobierno: bajó los aranceles de importación de ciertos productos para beneficio de los importadores, como los Supermercados 99 y la Nestlé, pero afectando a los productores y ganaderos de las provincias centrales; aumentó el impuesto al tabaco, pero dejó por fuera a los licores, para no dañar los negocios del vicepresidente Juan C. Varela.
El único programa social que puede presentar el actual gobierno como un logro nuevo es el de “100 a los 70” (demasiado poco y demasiado tarde para la mayoría de nuestros ancianos), pero a costa de haber paralizado los cuatro principales programas sociales del MIDES, entre ellos, la Red de Oportunidades.
Ni siquiera en el combate a la corrupción se aprecia ningún cambio significativo, pues el único que ha pagado los platos rotos es el más limpio de los ex ministros de Torrijos, Belgis Castro, mientras que los que se hicieron millonarios siguen por ahí. Y, por el contrario, ya empezaron a estallar los primeros escándalos de corrupción en el nuevo gobierno, destacándose el flamante alcalde norteamericano de la ciudad de Panamá, Bosco Vallarino, y los millones en contrataciones directas sin licitación.
El pueblo panameño, que tiene 20 años esperando la resolución de sus problemas, no le concedió a este gobierno los cien días de tregua que pedía. En este lapso se han producido múltiples luchas y movilizaciones, desde los docentes de las áreas de difícil acceso a los estudiantes del IPT de Colón, el Instituto Nacional y la Facultad de Derecho; las comunidades de Isla Colón a los trabajadores de Puerto Armuelles; los transportistas de la ciudad de Panamá y la gente de Panamá Oeste defendiendo el transporte “pirata”; desde los indígenas Naso a las comunidades campesinas contra las minas y embalses.
A todas estas demandas populares la única respuesta del gobierno ha sido la REPRESIÓN y las amenazas. Ninguna solución.
En política exterior el retroceso ha sido mayor: volvimos a la época del “protectorado yanqui” y del “yesman” hacia Washington. Los viajes faraónicos a Italia y Estados Unidos lo único que han traído es la posibilidad de reeditar las bases militares que el pueblo panameño sacó en 1999, luego de casi cien años de luchas.
El colmo ha sido el respaldo expresado por el Canciller – Vicepresidente Varela a los golpistas hondureños rompiendo la unidad latinoamericana en la exigencia de restitución del legítimo presidente, Manuel Zelaya. Como sólo tienen ojos para el “norte”, se pretende sacarnos de la integración centroamericana, atacando al Parlacen, en vez de proponer una reforma del organismo.
En fin, como ya advertimos desde la campaña presidencial, tanto el Partido Alternativa Popular, como el Comité “Jované Presidente”, estamos ante un gobierno oligárquico que trabaja para sus intereses y no para el pueblo panameño.
Peor aún, estamos ante un gobierno abiertamente racista, por su composición y actitudes, cuya excepción que confirma la regla es la ministra Lucy Molinar, cuyo “mérito” es su obediencia al Opus Dei. El racista más descarado es el ministro de Gobierno, José R. Mulino, que ha hecho declaraciones despectivas frente a un grupo de indocumentados somalíes y ha ordenado la detención y desalojo de los nasos que acampaban en la Plaza Catedral porque “afeaban” el lugar.
Por el lado del PRD la situación no está mejor, ya que la crisis interna y las denuncias públicas del caso CEMIS y del negociado de los casinos, ha llevado al pacto de los cuatro: Navarro, Pérez Balladares, Torrijos y Balbina Herrera. Los que esperaban cambios y “rectificación torrijista” se han quedado decepcionados.
Pero en estos cien días sí ha empezado a cambiar algo: ha empezado el proceso de inscripción del Partido Alternativa Popular, la esperanza de una verdadera transformación política y social, con el Prof. Juan Jované a la cabeza. Centenares de personas cada semana se suman a los adherentes de este nuevo partido político expresando su voluntad política de que haya una alternativa popular, independiente, democrática y antineoliberal que gobierne este país.
Y aunque este cambio todavía es incipiente, a la fecha contamos con poco más de 2,500 adherentes, es un paso en la dirección correcta: construir un partido político nuevo, que no esté controlado por la oligarquía, los corruptos y los oportunistas, si es que queremos un gobierno diferente y un país renovado donde impere la “justicia social”.
Este compromiso lo hemos asumido concientes de que el Código Electoral panameño es antidemocrático y obsoleto, puesto que es producto de un pacto entre el PRD y el Panameñismo, para controlar eternamente nuestro sistema político impidiendo el surgimiento de nuevas y verdaderas alternativas políticas. Por ello hemos solicitado al Foro de la Sociedad Civil sobre la Reforma Electoral un compromiso que presione por modificaciones profundas y democráticas del Código Electoral.
El Partido Alternativa Popular representa las transformaciones a las que aspira el pueblo panameño porque es el único con el programa de gobierno capaz de resolver los problemas sociales: creando decenas de miles de empleos para nuestra juventud utilizando el dinero de la reducción de salarios de los altos funcionarios públicos (ministros, magistrados y diputados), aumentando el gasto social haciendo inversiones masivas en educación, salud y vivienda, cuyo financiamiento saldrá de impuestos progresivos, donde paguen más los que más ganan; una política de protección e incentivos a la industria y la agricultura; una política de integración regional basada en la complementariedad y el comercio justo; un aumento general de salarios y una congelación de precios de la canasta básica; la nacionalización de empresas de servicio público; y un plan para llevar a todos los menores a la escuela, sacándolos de la calle y de la explotación laboral.
En base a los razonamientos anteriores, la presente Asamblea de Activistas del Partido Alternativa Popular de los distritos de Panamá y San Miguelito, resuelve:
1. Reiterar al pueblo panameño su compromiso de construir el proyecto político para un cambio verdadero al que aspira nuestro país, encabezado por el Prof. Juan Jované.
2. Exhortar a la ciudadanía a respaldarnos con su firma para lograr la inscripción del Partido Alternativa Popular, en especial a los activistas gremiales que han luchado contra 20 años de régimen neoliberal en Panamá.
3. Señalar que en menos de cien días, el gobierno presidido por Ricardo Martinelli ha demostrado que no representa ningún cambio de fondo, sino “más de lo mismo”, no ha resuelto ninguno de los problemas que aquejan al país y ha sido tibio frente a la corrupción, mientras la inflación, el desempleo y la delincuencia siguen flagelando al pueblo panameño. La única respuesta que han recibido las demandas populares es la represión.
4. Expresar nuestro respaldo y participación en la Marcha indígena procedente de San Félix y sus demandas, exigiendo la libertad inmediata de los dirigentes del pueblo NASO injustamente arrestados en Catedral, apoyando la lucha por su derecho a la tierra y a ser consultados y decidir sobre cualquier proyecto que les afecte, así como a la protección de nuestras riquezas naturales frente a la depredación que significan las mineras y proyectos hidroeléctricos incontrolados.
5. Respaldar y acompañar todas las luchas populares por una vida más justa, desde los trabajadores de Puerto Armuelles que exigen el pago de sus salarios, hasta las comunidades de Bocas del Toro que demandan servicios públicos, pasando por Arraiján y Chorrera que exigen transporte, a los docentes y estudiantes que demandan una educación eficiente y de calidad, a los trabajadores de la salud frente a todo intento de privatización, etc.
6. Rechazar cualquier imposición de bases militares extranjeras en nuestro territorio y en países vecinos, como Colombia, así sea que se las pretenda disfrazar de “combate al narcotráfico”. Los Mártires hablaron claro: ¡BASES NO!
7. Repudiar las declaraciones del Vicepresidente, Juan C. Varela, apoyando a los golpistas hondureños, y reiterar nuestro respaldo a ese pueblo hermano en su lucha por la restitución de la democracia y del presidente legítimo Manuel Zelaya.
Dado en la ciudad de Panamá, a los tres días del mes de octubre de 2009.
ASAMBLEA DE ACTIVISTAS DEL PARTIDO ALTERNATIVA POPULAR